Servicio de ayuda entre iguales
El Servicio de ayuda entre iguales (Cowie y Wallace, 2000; Del Barrio et al., 2011) implica seleccionar e instruir a algunos alumnos para ayudar a sus compañeros como recurso para mejorar la convivencia en los centros.
Este proyecto consta de varias fases:
- Promoción: a lo largo de la implementación del proyecto, los alumnos deben estar informados de la existencia de un "Servicio de ayuda entre iguales" al cual pueden acceder todos aquellos que estén interesados en que algún compañero les preste ayuda para resolver algún problema que no sepan cómo afrontar. Así, antes de comenzar con su implementación y en función del método de selección de los alumnos ayudantes, deberíamos invitar a participar a todos aquellos que estén interesados en el proyecto.
- Selección: debemos seleccionar a los alumnos que van a actuar como ayudantes a lo largo del curso escolar. El método de selección de los mismos dependerá de los objetivos del sistema (pueden presentarse de forma voluntaria, ser escogidos por sus compañeros, por los profesores,...) pero debemos conseguir que el grupo de ayudantes sea variado en género, etnia u otras características que resulten relevantes. Además, es primordial que muestren una actitud de respeto y sean conscientes de que los jóvenes son parte del problema y, por tanto, pueden ser parte de la solución.
- Formación: los alumnos ayudantes recibirán una formación básica. El objetivo principal de la misma es aprender a escuchar. Un método útil para esta formación sería la realización de role-playing en parejas de ayudantes, escenificando situaciones con las que se podrían encontrar posteriormente y reflexionando sobre lo que se debe mejorar.
- Funcionamiento: se pueden proponer diferentes formas de acceso a este servicio. En la investigación realizada por Cowie y Wallace (2000), se observó que el 45% de los casos accedían al sistema a través de un buzón en el que se deja un mensaje para concertar una cita con algún alumno ayudante, otro 45% de los casos accedían al mismo a través del contacto directo con algún alumno ayudante y el 10% restante se dirigía al profesorado para poder acceder a este servicio. Una vez solicitada la cita a través de alguno de los medios (a los cuales podrían añadirse un email para solicitar las citas o aquellos que resulten útiles en función del centro), se realiza el encuentro en algún espacio reservado para ello con el fin de mantener la privacidad. Hemos de recalcar a los alumnos ayudantes que ellos no están para resolver los problemas, sino para ayudar a otros a resolverlos y, si ven que se trata de un problema complicado, pueden acudir a algún adulto que les asesore con el consentimiento del alumno.
- Supervisión del programa: se deben realizar sesiones de supervisión a lo largo del proyecto en las que se discutan casos de forma anónima. Así, logramos que los alumnos ayudantes continuen con la formación iniciada y seremos más conscientes de los problemas que se dan en nuestro centro educativo.
- Gestión y administración: se ha comprobado que los sistemas de ayuda con más éxito son aquellos que tiene a un responsable del programa que se implique activamente en todas las fases del mismo. Dicho responsable debe ser el contacto principal para las quejas y problemas que pueda tener el servicio y debe mostrar iniciativa y energía para sostener el proyecto.
Este proyecto debe contar con el apoyo del equipo directivo y debe conformarse como parte de la cultura escolar para que resulte realmente efectivo. Los estudiantes y docentes de los centros en los que se desarrolla se muestran muy satisfechos con el mismo afirmando que este servicio tiene una función tanto preventiva como reparadora y con el cual se percibe una mejora real de la convivencia del centro (Del Barrio et al., 2011).